Por: Wagner Abril.
…hasta donde alcanza la vista: un mar interminable de árboles con movimiento semejante de olas que se mueven con impulso de vientos aparecen en cualquier momento. Al llegar la tarde, un rumor como de misterio sale del follaje que, según dicen “es la respiración de la montaña”. Bandadas de coloridas aves cruzan el cielo que comienza cubrirse, lentamente, con la manta blanquecina de la niebla. El famoso bosque nublado del Chocó Andino es parte de la magia y misterio que se ofrece al visitante.
He disfrutado de la enorme y siempre verde región del Chocó Andino, cercana a la colonial Quito. En la provincia de Pichincha, el 32% de su territorio que abarca 286.8 mil hectáreas con cuatro niveles climáticos, doce tipos de bosque, una reserva geobotánica, tres áreas de conservación y uso sustentable, además del corredor del oso andino -y otras sorprendentes maravillas-, fue reconocida por la UNESCO, en 2018, como séptima Reserva de Biósfera del Ecuador.
Múltiples y siempre diferentes experiencias he tenido en mis visitas a este mágico territorio. Únicos y singulares han sido los recorridos por senderos de bosques en cualquier lugar de sus cuatro cantones y pintorescas parroquias rurales. San Miguel de los Bancos, Mindo, Pedro Vicente Maldonado (en honor del científico ecuatoriano que acompañó a la Misión Geodésica francesa que visitó Ecuador para medir el arco del meridiano terrestre, en 1.880), Puerto Quito, Nanegal y Nanegalito son nombres de pequeñas ciudades y poblaciones que acogen con amabilidad al visitante.
En todos se ofrecen atractivos especiales: cascadas, aves y mariposas, ríos que invitan a la aventura del rafting, miradores de la esplendente naturaleza, jardines de exóticas flores. Menciones especiales tienen los orquidearios de San Miguel de los Bancos; recorridos para disfrutar del croar en un “concierto de ranas” en Mindo, la pesca deportiva en escondidos recintos, el mundialmente famoso Festival de Aves en Puerto Quito.
Los jóvenes encontrarán enorme agenda para deportes de aventura con rafting, trekking, cabalgatas, caminatas nocturnas, canyoning, ciclismo de montaña, tarabitas de montaña, y aparentes “saltos” en columpios extremos. En la ondulada geografía de las estribaciones cordilleranas se puede avistar al oso andino (en peligro de extinción).
Con agradable temperatura de 19 grados C se puede inundar los pulmones de vital aire puro. Todo lleva al encuentro con el dios interior que llevamos por la vida, expresando sentimientos de auténtica solidaridad y amor.
Numerosas vivencias fueron en Hostería El Encanto, cerca de la linda población San Miguel de los Bancos. En 2017 -mi segunda visita al lugar- con la soledad amable de la propia compañía en el comedor de la hostería, tazas de café humeante disponibles, aumentó mi admiración por el paisaje que miraba por la ventana. Entre la niebla, la verde arboleda difuminaba sus contornos y pintaba blanquecinos tonos.
En forma permanente, acogedoras hosterías y paradores ofrecen al cansado visitante nutritivos y delicados platillos de la cocina local, internacional y vegetariana. Experiencias singulares con la población profundamente conocedora de secretos guardados en los bosques tropical, subtropical y nublado de la zona se guardarán por siempre en la memoria.
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